El paso de Craig Castleman por Madrid – Getting Up
El pasado 30 de mayo se celebró en el espacio coworking de la Quinta del Sordo una conferencia que no podíamos dejar pasar por alto en Writers Madrid. La conversación en sí, trato sobre un personaje desconocido para muchos y que siempre se ha mantenido en el anonimato, pero que tiene mucho que decir y aportar sobre los inicios del graffiti neoyorquino.
Hemos querido hacer un pequeño resumen de lo que vimos, oímos y escuchamos. Y por eso esta vez os traemos un artículo que pretende mostrar las palabras de Craig Castleman en Madrid sobre cómo se desarrolló su ponencia sobre graffiti en New York a principios de los 70’s.
Primera intervención de Javier Abarca
Javier es todo un entendido en la materia y en lo que a graffiti se refiere. En esta ocasión quiso exponer algunas de sus curiosidades e inquietudes a cerca del mundo del tag y del bombing para posteriormente dar paso a la intervención de Craig Castlman, quien arrancó con sentido del humor su charla, disculpándose por su “spanish-english”.
El inicio de su charla nos sorprendió gratamente, ya que Craig Castleman, en una actitud de humildad, elogia como el primer libro acerca del graffiti a un pequeño dosier que muestra en sus manos. Se trata de una obra de sus entonces alumnos. Alumnos disléxicos o con problemas para leer y escribir, pero que al darles la libertar para elegir sobre una temática concreta en la escuela escogieron el graffiti de manera mayoritaria.
Los inicios del libro “Getting Up. Subway Graffiti in New York”
Este grupo de chavales mostraron su potencial y además escribieron posiblemente antes que ningún otro estudioso, antropólogo o sociólogo sobre las líneas básicas de lo que el graffiti significa como acto cultural. Es decir, se trata de un libro escrito por los protagonistas de la historia.
Una vez que Castleman aclara este primer punto en su charla en Madrid, donde da todo el protagonismo del libro a esos chavales a la hora de dar forma a su libro, matiza un segundo punto donde pasará a presentar a la directora del centro el dosier. Quien le dice:
Haz de este dosier tu tesis doctoral y simplemente roba a tus alumnos este trabajo. “Todos los profesores somos unos ladrones”. Fue lo que le dijo la directora según sus propias palabras textuales.
Entonces Castleman comenzó su estudio y trabajo de documentación, pero contando con todos los chavales que le ayudaron en el proyecto, hasta finalizar su tesis que se transformará en el libro “Getting Up. Subway Graffiti in New York” publicado en 1982 por MIT Press.
A pesar de la importancia que supuso este libro para documentar los comienzos del graffiti, tal y como lo conocemos hoy en día, Castleman desapareció durante 40 años del graffiiti hasta que Fernando Figueroa le llamó e insistió en que buscara su material perdido para hacer una nueva edición y contar al mundo lo que todos estábamos esperando.
La Reedición del libro Getting Up / Hacerse ver
Pero no fue tarea fácil y tras remover muchas cajas del trastero, encontró más de 1000 fotos y copias del dosier de los alumnos y la tesis con entrevistas de policías, trabajadores y escritores de la época como, Lee, Tracy 168, Phase 2, etc.
El libro se reedito en 2012 bajo el nombre “Getting Up” / Hacerse ver con una introducción de Fernando Figueroa.
Y ahora, por tercera vez, esta presente en este tour 2019 organizado por Indague y la fundación Contorno Urbano. Quienes han hecho posible el viaje de este emblemático autor que permanecía en el anonimato para muchos de nosotros.
Castleman aceptó el pago de su billete de avión como intercambio para venir a España sin ningún otro ingreso de dinero. Los benéficos que se consigan tras la venta del libro irán destinados a la publicación del dosier de los alumnos y a publicar entrevistas inéditas hasta la fecha.
El entusiasmo con el que Castleman contó esos inicios del graffiti en el New York de los 70’s es lo que más llamó nuestra atención. Ya que, bajo su punto de vista son los propios escritores los que crear y mantienen vivo este movimiento.
¿Qué temas se trataron en la ponencia de Craig Castleman en Madrid?
1. En el New York de los años 70’s había mucha delincuencia
Por aquel entonces había muchas firmas en las paredes pero a la vez una tasa de criminalidad altísima. Había muchas bandas y el graffiti en las paredes ocupaban un segundo plano de la actualidad. Aunque, el graffiti en los trenes era duramente castigado y aquellos que se atrevían a pintar en los vagones eran considerados como valientes.
2. El tren era un vehículo de escape
Entre tanto caos el tren se convirtió en un medio de transporte muy interesante que comunicaba todos los barrios. Un medio de expresión en si mismo que los primeros escritores supieron utilizar para denunciar la pobreza y otras muchas injusticias sociales.
3. Graffiti en todas sus vertientes
Había muchas firmas con todo tipo de objetos. Rascando, con punzones, rotuladores y sprays. Pero, cuando aparecieron los rotuladores, fat markers, entonces empezaron las firmas de interiores. Se trataba de firmas bien marcadas, visibles y con diferentes estilos. De ahí, la gran vinculación que ha habido siempre en el graffiti con los rotuladores.
4. Comienza la persecución
Con toda está situación el graffiti iba ganando adeptos. Era una plaga en paredes y vagones. Así que llego la persecución y como siempre la mala prensa y acción mediática hacia una problemática que no era un problema en el Nueva York de los 70’s donde había más de 2000 muertes violentas al mes.
En este punto, Castleman cuenta algo conmovedor y recuerda la historia de uno de sus alumnos y a la vez escritor (B7). Este chicho era ciego y su padre trabajador de la MTA los fines de semana. El padre y él iban a las estaciones a ver los trenes circular pintados y el padre le relataba los rulos; “¡Viene uno muy bueno lleno de colores de Tracy con muñecos!”. El hijo alucinaba sin poder verlo y después hacían firmas juntos y el padre le sujetaba la mano mientras pintaba, ¡increíble!
5. El banco de los escritores Mott ave 143. Writers Bench
Se trataba de un lugar de culto donde antaño, como cuenta Castleman, según se hacía de noche había más y más escritores. Se llenaba de escritores para charlar, mostrar fotos, bocetos , compartir blackbooks, etc.
6. Los primeros sprays
El uso principal del spray viene de una herramienta que ya existía pero, no era idónea para la creatividad artística como los aerosoles que tenemos hoy en día.
Los primeros escritores utilizaban los sprays Red Devil, pero no tardaron en idear nuevas técnicas y soluciones para mejorar el trazo. Pronto se dieron cuenta de que los caps eran la clave y uno de los escritores de entonces aplicó por primera vez la técnica del aerógrafo a un spray y surgió la magia.
Con el cambio de caps y diversidad aparecen las piezas y así los diferentes estilos.
7. Con la aparición de los primero spray y caps el estilo iba mejorando
Un buen ejemplo es el escritor TRACY 168, quien impartía clases de graffiti (cobradas) a otros escritores. Para ello utilizaba el libro de clase como álbum de fotos con sus piezas de trenes y paredes.
A parte de Tracy 168, hubo un genial estilo de letras bloques y 3D que marcó la época y aún perdura.
Una de las piezas que recuerda Castleman, como muestra de unión de varios recursos de estilos de la época, fue la de “Mom” de LEE. Esta pieza fue un regalo para el cumpleaños de su madre. Ella misma podía ver pasar el vagón desde su casa, ¡puro graffiti y amor!
8. El graffiti, calidad o cantidad
Aquí tenéis un video con los ejemplos de IZ y de IN. Este último con más de 5000 “bombas”.
Por otro lado, encontraríamos los “estilos salvajes” donde se le da más importancia a las letras, las conexiones, los colores, los fondos, etc.
9. Las frases y los muñecos (kekos)
Por aquel entonces los muñecos más famosos eran los de Vaughn Bode. Un personaje de cómic que a día de hoy siguen presentes en el graffiti. Sus muñecos sirvieron de inspiración a las primeras generaciones de escritores para complementar sus piezas con kekos.
10. Los formatos y nombres en el graffiti sobre trenes
Llegando al fondo de toda esta investigación viene el momento de los formatos y términos que a día de hoy se siguen usando en el graffiti sobre trenes:
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End To End
Pintar un vagón de lado a lado 16 metros de longitud.
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Top To Botton
Los writers lo hicieron y dijeron; “si podemos con estos 16 metros, probemos de arriba a abajo en altura”.
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Whole Car
Si podemos agarrarnos al canal de agua del techo del metro, poco a poco también podremos de arriba abajo y de lado a lado.
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Whole Train
Si podemos en un vagón, podemos en la composición de todo un tren que son 11 vagones.
Así, mediante la motivación, la aventura y la superación se dio forma y nombre a esos formatos que hoy en día siguen siendo retos de superación para cada escritor.
11. La ley y el orden vinieron a poner control
El final de la historia estaba cerca. Y a la par que los estilos y la técnica iba mejorando, las leyes se pusieron más duras. El orden tomó el control de los impulsos humanos y sociales de la gente de los barrios y un nuevo alcalde se puso al mando en 1982 e inició su particular guerra contra el graffiti invirtiendo más de 30 millones de dólares en la borrada de pintadas y en la colocación de nuevas vallas con pinchos, perros entre las vallas y endureciendo las penas.
Echa un vistazo a este artículo acerca de cómo se inspiró el alcalde de New York en el libro de “teoría de las ventanas rotas”
en emprender su lucha personal contra el graffiti en los trenes.
Aunque el graffiti no se eliminó, de hecho se hizo más fuerte y traspasó todos los continentes.
12. El final de una época dorada
Para tristeza del propio Castleman y el escritor Lee, la pieza de MOM fue borrada casi por completo y entonces como protesta muchos escritores dejaron de pintar y poner arte en los vagones. Lee en concreto escribió la mítica frase:
“Hubo una época en la que el Lexington era una línea hermosa en la que los niños del ghetto se expresaban con arte y no con crimen, pero ahora los trenes parecen basura oxidada. Ahora nos preguntamos si el graffiti durará”
Comenzó así la época de guerra y las técnicas y artimañas del alcalde y la MTA.
Primero con el “elefante blanco” un tren que circulaba todo el día limpio, completamente blanco, sin paradas por las líneas para que los escritores lo vieran y sufrieran psicológicamente ante el continuo borrado o buff. Y sí como dijo IZ en STYLE WARS:
“Ya lo han intentado ya tiene picaduras de mosquito…”
A pesar de ello, estos métodos siempre fueron cuestionados como puedes ver en este artículo de The New York Times
En resumen
El graffiti es indestructible y, de hecho, esa falta de sensibilidad de las leyes ante un acto creativo movió otras fichas. Por eso, el graffiti empezó a introducirse en las galerías y a ser calificado como obra de arte.
El libro que Craig Castleman presentó en Madrid “Levantarse otra vez” bien podría ser la historia que vivimos hoy en día donde, no está la magia de los orígenes de New York, pero sí la fuerza de los escritores y de los wholecars rulando en todas las lineas y ciudades del mundo.
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